jueves, 26 de mayo de 2011

Vos

Soy adicta a vos. Dicen que reconocerlo es el primer paso para la solución. ¿Quién dijo que me quiero curar?
Nadie sospechó que la abstinencia se tornaría una inflamación entre vértebra y vértebra, y ocasionarían la molestia al nervio, y a la pierna consecuentemente, y atrás, y mucho menos sospecharían que la cura sería verte, y revolcarme en vos. Desparramarme en vos, perfume, textura, y calor... cerrar los ojos y deparramarme en vos... que me digas algo muy cerca del oído, quizás de la tele, quizás del libro nuevo que quizás te hayas comprado. Aunque ya no pertenezco a esa casa... nunca pertenecí, yo no vivía ahí, como mucho pasaba un día a la semana, ni siquiera un día, una tarde y una noche, pero una parte de mí estaba en esa casa entonces yo me sentía adentro, como si perteneciera un poco más a tu vida, como si ambos estuviesemos metidos en esto. Como si yo fuera parte de tu vida... entonces tu casa era parte de mi vida, al menos una vez a la semana. Sin mencionar las cosas que te he dejado... una parte de mí permanece ahí todavía... un cuadro lleno de recortes de imágenes que desembocan en una gigante M, un portasahumerio fielmente diseñado a tus intereses con la hoja de tus intereses en el medio, coloreada a mí parecer con un degradé mal hecho pero qué linda combinación de colores, barnizado elegantemente, debe estar sucio ya, otra vez, luego de que te ayudara a limpiarlo, una parte de mi cuerpo de color hundida en tu colchón, cuando lo ves...¿Pensás en mí? Pero son cosas ahora. Cosas. No soy yo... No es mi cuerpo... No es mi mente y no son mis risas... escuché que te gustaba mi risa. ¿Eran mis ojos los que te gustaban? Creo haber escuchado que creías que en realidad era la mirada. Ya no pertenezco a ese lugar, será un consuelo recordar que una parte de mí se quedó con vos en forma de regalo... perdón, lo del colchón fue un accidente. Será un consuelo imaginar cada tanto que cuando los ves una imagen de mí misma se cruza por las obviedades de tu cabeza... recuerdo que he dejado de ser una obviedad en tu vida, para bien o para mal, quién sabe. Entonces me corrijo, será un consuelo imaginar que al verlos una imagen de mí, mis ojos, quizás mi piel, quizás ese perfume que hace tiempo no uso pero soprendentemente recordás, quizás la respiración cerca, quizás algo antes que la nada misma, entonces quizás algo de mí se cruce por tu cabeza. Quizás no lo retengas más de 35 segundos, y eso será un montón. Será la eternidad en nosotros. Cuantos más días pasen, más eternos serán esos 35 o quizás menos, quizás 20 segundo... Como fueron eternos esos días en que pasábamos toda la noche haciendo algo, no me preguntes qué, había muchas opciones a tu alrededor, y sé que alrededor mío también, era divertido, y el tiempo no pasaba pero en realidad pasaba y se convertía en las 6 de la mañana y yo era feliz ahí, haciendo estupideces a tu lado, yo era feliz, aunque todavía no me enteraba de que lo era, yo era feliz ahí inventando ideas, y surgían cosas, no me preguntes cómo pasaban tantas horas y las habíamos ocupado haciendo cosas, siendo nosotros mismos, contándonos qué nos gustaba, estábamos acostados por momentos, y jugábamos... Todo era un gran juego, y era divertido. Eras vos. Eramos los dos, compartiendo algo, la noche más larga de la historia, sin hacer nada y haciendo todo al mismo tiempo. Es esa eternidad que dudo que recuerdes pero confío que en el fondo de tu corazón se quedó, para que en los próximos 35 o 20 segundos me recuerdes toda de una sola vez, y quizás mi imagen sea aún más grande, o más pesada, o más fuerte, y entonces me recuerdes al menos un poco más de lo que imagino. No importa cuánto te adueñes del recuerdo, de la memoria o falta de la misma, no importa cuánto te adueñes de la idea de seguir adelante, no importa cuánto intentes casi automáticamente sin pensarlo evitar que a tu cabeza regresen imágenes de algo de los dos. De nosotros. Probablemente ni siquiera pienses en plural. Intentaré descartar la idea de recurrir y recurrir una y otra vez al recuerdo. Todos intentaremos hacer una sana y exacta introspección. Antes de despedirme definitivamente de la idea quisiera decorar estas oraciones con alguna que otra frase escondida cuando todavía estabas y desaparecías: Debido a tus recurrentes ausencias, es probable que mi memoria te haya olvidado. Al menos eso anhela, en vano, al menos así se engaña a sí misma, para creer que puede olvidar en tu ausencia. Verse desprovista de todo sentimentalismo y angustia. Me permito dirigirme nuevamente así, después de un tiempo, el mismo que ha fingido que ha pasado. Quizás nos engañó a todos para que nosotros nos reencontráramos. Quizás esos meses no pasaron y nos mintieron con eso de que todo estaba superado, una posible hipótesis dice que esos meses nos vendieron el cuento de que empecé a dejar de pensarte seguido después de un par de distracciones de una parecida índole, mar del plata, mar, coincidencias, un recital en marzo directo a abril, una nueva persona en mi ilusión, por tu parte no sé mucho, podría añadir, un verano, alguien, un nick, escuchar reggae, una mudanza, irte a vivir solo, fumar, tu casa... quizás nos vendieron todo ese cuento y compramos, yo resignada, vos normal, compramos. Tal vez nos engañaron, quizás nos estafaron y allí empezó todo lo que derivó en nosotros hablando nuevamente, que derivó en un bizcochuelo casero, que a su vez derivó en sexo, que a su vez derivó en nosotros yendo al cine, comiendo pochoclos, que derivó en una cena, que a su vez derivó en una tarde un rato en el río, que a su vez derivó en nosotros viendo la tv, que derivó en un paréntesis de todo lo que ya sepas, que finalmente derivó en este relato. Quizás ya te hayas perdido llegado a este punto. No te preocupes, la luz indica el cartel de salida de emergencia, por aquella misma puerta por la que te fuiste cuando sentiste que había un título entre los dos. La puerta sigue abierta, aún estás a tiempo para retirarte y dejar de leer, aunque eso sea una mentira, no te darás cuenta. Seguirás hasta el final y encontrarás la salida de emergencia que ya te tiene reconocido. En conclusión, hice algunas valoraciones que probablemente (hay grandes probabilidades de que no lo hayas hecho) se te hayan pasado de largo. Las hice para que no te las pierdas. Las hice para no perderme más.

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