martes, 9 de noviembre de 2010

Dame violentas fantasías de venganza como mecanismo compensatorio. (Chuck Palanhiuk)



No está bien maltratar a mi estómago, ni a mis intestinos. No está bien pretender armonía en medio de este odio superador. Pero dejalo así. Sirve.
No puedo creer que me acosté con el enemigo, todavía mi cerebro no puede detectarlo todo, pero qué hacía besándome con el enemigo?
Los estratagemas no impidieron que el adversario diera su golpe final, eso es todo lo que puede dar? eso es lo mejor que puede dar? qué mediocre, qué desperdicio. Estábamos como el amorque se echa a perder dijo García a lo lejos.
Los estratagemas no impidieron que el adversario supusiera millones de cosas y aún así, sus intentos por inmortalizarse. Se pensó que nadie se daría cuenta. qué pelotudo, qué ganas de larzarme la líbido a la mierda, qué ganas de fomentar mi repudio. Habrá pensado en otra alternativa? No lo sabremos. El gran misterio que lo inmortaliza. Así es como el adversario se chupa su propia sangre y se lame las heridas. Creerá que ha avanzado un casillero? que ha vencido? Se ha declarado la guerra que nadie gana, porque como se ha dicho anteriormente, una parte se ha inmortalizado. Y la otra parte se ha quedado conteniendo, ganará la guerra en su mundo, le guste al contrincante o no le guste.

3 comentarios:

  1. Siempre me pregunté si yo ganaba en mi propio mundo. Ese que siempre creamos para refugiarnos de los demás, de los que te hacen daño.

    Con el pasar de los años empecé a albergar la idea de que unirme a ellos es la única solución (ser parte de la masa, ¿vio?)

    Aunque bueno, lo que yo estoy hablando tiene poco que ver con lo que vos mencionás en este texto.

    Me pierdo, ya sé.
    Mua.

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  2. Hay que ser amigos de nuestros enemigos...
    lo tuyo seria amigos con derecho a roce jaja

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