Pareciera como si todo fuera cada vez más difícil o más complicado, o más profundo. Pero sobre todo más difícil y más complicado. Como si de pronto todo se agigantara alrededor y me encerrara en una avenida distraída. Como si ya costara leer un pequeño boleto de subte, o incluso un autógrafo dedicado de Alejandro Dolina en mis sueños. No es que adorara a Dolina escritor (me simpatiza más el Dolina locutor), es sólo un llamado de atención. "Me siento Lisa en el Capítulo del Gen Simpson", repetí varias veces en mi mente e incluso de la boca para afuera. El universo del Libro ahora está a mi alrededor de manera caótica, como si los pasos académicos ahora se transformaran en una duda, que en realidad fue la verdad desde un principio. La verdad que no quisimos ver, porque así estábamos bien. No sé si ahora no es verdad que quiero continuar sumergida en ese mundo especial del Libro, que te convierte en un experto, en un especialista, en alguien capaz de armar estrategias, y en alguien más capaz. Es que nunca estuve 100% sumergida. Soy mejor fotógrafa, que lectora, por ejemplo. Y eso ya dice bastante.
